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Marbella

Marbella hace honor a su nombre en sus más de 100 kilómetros cuadrados de extensión y sus 24 kilómetros de playa. Su geografía ofrece a los visitantes un encanto especial en los contrastes de mar, sierra, pueblo y ciudad cosmopolita de pescadores y turistas (casi residentes) llegados de todos los confines del mundo. Al mismo tiempo, su litoral se extiende desde Cabopino hasta Guadalmina en una arena fina, sólo interrumpida por los puertos deportivos de Cabopino, Marbella y Banús. Durante los meses veraniegos, Marbella se convierte en el escenario habitual de las vacaciones de artistas, actores y famosos. La ciudad en sí misma es la protagonista de revistas del corazón y programas dedicados a los famosos. Así mismo, durante todo el año, acuden a esta localidad millonarios y personajes de la «jet-set», que han establecido en Marbella su lugar de residencia, en la que han levantado impresionantes mansiones y que disfrutan de la amplia oferta de ocio que tiene el municipio, como el Casino o los campos de golf. Uno de los factores más atractivos para estos visitantes es el clima de Marbella. Al abrigo de la Sierra Blanca, elemento imprescindible en su paisaje, este municipio cuenta con un microclima que se caracteriza por los inviernos suaves y unos veranos nada calurosos. Además, estas condiciones favorecen el crecimiento de una vegetación variada y permanente que le ha dado vocación de «Ciudad Jardín».

Puerto Banús

Banús es otro mundo. Posiblemente sea ésta la frase que mejor define el puerto turístico de la Costa del Sol por excelencia, un enclave donde la vida sigue un ritmo propio y el tiempo adquiere una dimensión diferente. En Banús el día no tiene fin: se funde con la noche y vuelve a empezar apenas sin dar tregua a todo aquel que se disponga a dejarse seducir por sus encantos .A caballo entre Marbella y Estepona, este puerto crea un universo particular que envuelve al visitante y que destaca por elegancia y distinción. La multitud de bares y restaurantes ofrecen al visitante las más variadas especialidades gastronómicas que contribuyen a fomentar la filosofía que impera en esta Torre de Babel: el buen vivir, filosofía que se vuelve culto al llegar la noche. Cuando el sol se pone, el Puerto se viste de gala pero el ritmo no se altera .En Banús las tiendas permanecen abiertas hasta la madrugada y el protagonismo va desplazándose poco a poco de la calle central a las traseras, que cobran vida propia tras el letargo diurno. Cerca de mil embarcaciones de recreo y competición procedentes de todos los puntos del planeta se dan cita en Banús, donde fabulosos yates e inalcanzables coches contribuyen a aumentar, aún más si cabe, el magnetismo del ambiente .Un ambiente que destaca, sin duda, por su carácter cosmopolita. Banús es Tierra de Nadie; en su reducido espacio se reúnen todas las culturas, creencias y lenguas, una mezcla de colores y sabores que se transmite y se siente, que se respira y se vive.